Como ya he comentado, La primera historia acerca de la creación de estas tumbas, tiene que ver con la superstición que existía de que un ser querido fallecido, volviera a la vida. Era una época en la que las historias de muertos vivientes, acechaba a población en general, si a esto le añadimos, un fuerte sentimiento religioso y que la biblia relataba con todo lujo de detalles que un día los muertos saldrían de sus tumbas para acudir al juicio final, aquello desde luego se asumía como cierto, el día de la resurrección estaba cerca, quizá demasiado cerca…
La creencia en vampiros también estaba muy enraizada en aquel momento y aquello motivo que los habitantes de aquellas zonas, aterrados por la posibilidad de que alguno de sus familiares se hubiera convertido en una terrible criatura de la noche con sed de sangre, empezaran a cubrir las tumbas de sus seres queridos con estas jaulas alrededor para que sus familiares descansaran en paz.
Los saqueadores de tumbas, añadían todavía mayor temor a todo aquel escenario. Por entonces, los Colegios de médicos y las universidades más prestigiosas, se peleaban por disponer de un gran número de cuerpos de personas fallecidas para, de esa manera, poder conocer más sobre el funcionamiento del ser humano. La anatomía humana era todavía relativamente desconocida, el auge de los colegios médicos y de las disecciones, demandaba cadáveres y los únicos que se les permitía usar en muchas partes del mundo occidental eran los de criminales ejecutados, pero aquello evidentemente no cubría la demanda así que muchas de estas «nobles instituciones» contrataban a cuadrillas de «ladrones de cadáveres» para que les dotaran de gran cantidad de cuerpos a cambio de un módico precio claro está.
Se crean las Mortsafes
Debido a todo lo anteriormente mencionado, comienzan a extenderse por todo el territorio la creación de las Mortsafes, casi siempre eran rejas horizontales que se colocaban de forma paralela a la tumba; pero en otras ocasiones, se asemejaban a grandes jaulas, que rodeaban el nicho y se alzaban unos metros sobre él. Generalmente estos artilugios, se retiraban a los 6 meses de estar enterrado el cadáver; tiempo suficiente para que la descomposición hiciera que el cuerpo no pudiera ser aprovechado para su estudio de disección ni para ningún vampiro con sed de sangre.
Cabe mencionar también, que no era posible que todas las tumbas tuviesen su propio Mortsafe, muchos habitantes no tenían posibilidades para pagárselo, así que otros métodos fueron ingeniados para proteger los cementerios, como por ejemplo la ubicación de torres de vigilancia para asegurar el perímetro, o la vigilancia de los mismos familiares, desde algún punto del cementerio. Estas jaulas de hierro tenían la verdadera intención de disuadir a los ladrones de cuerpos, pero aún así aquel oscuro negocio continuó durante muchos años en verdadero apogeo.
Cuando el robo de cuerpos, se convirtió en un gran negocio
Como ya he comentado, los jóvenes médicos necesitaban cuerpos humanos con los que experimentar y con los que practicar las últimas técnicas de medicina, en ésta época no existía el concepto de donar el cuerpo a la ciencia y aunque hubiera existido hubiera dado igual porque las fuertes creencias religiosas unidas a la idea de que un cuerpo incompleto no podría resucitar para acudir al juicio final, habrían hecho improbable un número suficientemente alto de donaciones.
Así pues, ¿cuál podría ser la solución? la respuesta, se encontró en los cementerios. Las universidades contrataban hombres para desenterrar a personas recientemente fallecidas, y comprarles el cadáver para sus investigaciones. Se pagaban aproximadamente 7 libras por cada cuerpo y de este negocio surgieron otros nuevos que trataban de acabar con este siniestro negocio. Los cuidadores de cementerios, que velaban cada noche por la seguridad del mismo
Aquellas nuevas medidas de seguridad, no disuadieron sin embargo a los ladrones de cuerpos, que pronto recurrieron a la picaresca más tétrica para seguir ejerciendo su labor e inventaron una nueva forma de trabajo sobre la que informó la gaceta médica The Lancet, los ladrones se colocaban a unos metros alejados de la tumba, ocultos entre la niebla y la oscuridad y allí, cavaban un hoyo para a través de él, realizar un túnel por el que se introducían en busca del ataúd, al que a su vez, realizaban un agujero por el que sacaban al cadáver para arrastrarlo hasta la superficie. Una vez conseguido el cuerpo, tapaban el agujero y se lo llevaban en silencio, sin que, por suerte o por desgracia, nadie se enterara absolutamente de nada, con el tiempo, muchos ladrones de cuerpos morirían sepultados en aquellos agujeros y otros muchos dejaron finalmente el negocio.
Burke y Hare, los primeros asesinos en serie de la historia moderna:
Y es en ésta época donde aparecen los primeros asesinos en serie de la historia moderna, William Burke y William Hare dos temidos criminales que no solo desenterraban cuerpos de los cementerios, sino que, además, proporcionaban “material” fresco por así decirlo, que ellos mismos asesinaban con sus propias manos.
Burke encontraba a algún vagabundo o víctima indefensa, le echaba una manta por encima hasta callar sus gritos para acabar asfixiándolo junto a su cómplice, Hare, que taponaba su nariz con fuerza, tenían mucho cuidado para no estropear demasiado el cuerpo y preservar los órganos a la perfección y así, posteriormente, llevar el cadáver de madrugada hacia el laboratorio del doctor Knox , para que él mismo, pudiera llevar el cadáver a sus estudiantes de la Universidad de Medicina de Edimburgo sin problema. A cambio el doctor les pagaba unas siete libras y diez chelines por cada cuerpo, desde noviembre de 1827 y hasta el 31 de octubre de 1828 estos dos criminales llegaron a terminar con la vida de dieciséis personas para venderlas como «material de disección», lo cual les proporcionó un verdadero «negocio».
Una servidora se quedaría sin duda con la primera hipótesis, la de índole sobrenatural, de muertos que regresan del más allá y sobre todo la de los vampiros, pero la realidad es otra quizá incluso más inquietante aun y siempre hay que contarla tal y como es . A día de hoy los pocos Mortsafes que siguen en pie son considerados como lugares de interés turístico en Escocia y os recomiendo que no dejéis de visitarlo si alguna vez visitáis aquellas misteriosas tierras, os aseguro que os van a sorprender.
Texto: Aluriel Vera