Tenía que ser Santiago de Compostela, cruce de caminos mágicos, el lugar en donde se combinaran de forma perfecta, pareidolia y leyenda. Os presentamos, la sombra del peregrino…
Pareidolia, del griego “eidolon” (figura) junto con el prefijo “para” (junto), es un fenómeno psicológico consistente en el reconocimiento de patrones significativos ante estímulos ambiguos o aleatorios. Cada día en la realidad que nos rodea se producen múltiples cambios pero nuestro cerebro está preparado para reconocer ciertos patrones en medio de ese caos sensorial. Nuestras redes neuronales crean sistemas que se activan siempre igual, pese a ser los estímulos externos distintos, lo que nos permite por ejemplo reconocer un paisaje o a una persona a pesar de sus cambios externos. Pero ese mecanismo tiene también un efecto colateral, la pareidolia. Al parecer, el proceso de funcionamiento del cerebro en este caso se produce a la inversa, mientras que en el proceso normal de reconocimiento la vista recoge el estímulo externo y lo envía al lóbulo frontal, en la pareidolia es el lóbulo frontal el que envía información al córtex visual para determinar lo que vemos. Es la parte más racional del cerebro la que provoca el fenómeno, un ejemplo más de que nuestro cerebro percibe la realidad de manera deformada y que tiende a “antropomorfizar” todo tipo de imágenes naturales, un ejemplo muy común de este fenómeno sería el echo de ver figuras animales en las nubes, o rostros en las manchas de nuestros azulejos, nuestro cerebro trata simple y llanamente de buscar similitud entre lo que estamos viendo y algo que conocemos.
Leyenda, del verbo latín “legere” que inicialmente significaba escoger o cosechar. Es un relato folclórico que se ubica entre lo real y lo ficticio, entre hechos verídicos o verificables que incluso pueden tener un sustrato histórico, inexplicable o sobrenatural. Como nos recuerda Juan García Atienza en su obra “Leyendas mágicas de España”, las leyendas nos permiten reinterpretar la realidad y adaptar a nuestro entendimiento aquello que en principio, nos resulta inexplicable.
En la esquina que queda a la derecha de la Puerta Real de la catedral de Santiago de Compostela, (en la base de la Torre de la Berenguela) se encuentra una de las tomas de tierra de granito de los pararrayos catedralicios. Cuando cae el sol y procede a iluminarse la plaza en el hueco que queda entre la pared y la toma de tierra aparece una sombra ataviada con el típico bastón, calabaza y sombrero de peregrino de ala ancha. A partir de esta imagen, la leyenda de “La sombra del peregrino” se nos manifiesta con tres interpretaciones distintas:
1. La interpretación jacobea: Cuenta la versión más antigua de la leyenda, que se trata de la sombra que acompaña al peregrino durante su camino, y que le anima y da fuerzas a lo largo del mismo, pero que solo aquí, junto a la entrada a la Catedral, es donde puede encontrarse con ella. Es la sombra del peregrino que llega a Compostela, porque todo peregrino que llega a Santiago, deja en la ciudad una parte de sí mismo.
2. La versión ejemplarizante (un amor prohibido): La leyenda más famosa y extendida cuenta con un final trágico. Esta versión nos relata como un sacerdote y una monja de clausura se enamoraron y para verse cada noche se reunían a través de un pasadizo bajo la escalinata de la Plaza de la Quintana. Un buen día el sacerdote decidió dejar el hábito y le propuso a la monja que se escapase con él. Ambos quedaron al anochecer en la Plaza de la Quintana, el sacerdote se presentó allí caracterizado con la vestimenta del peregrino con el fin de no levantar sospechas, pero ella no apareció. Pese a ello, el sacerdote en forma de sombra acude cada noche a esperar a su amada sin perder la esperanza de reunirse con ella.
3. La versión maldita (el alma en pena): Según esta versión, corría el siglo XV cuando un joven francés llamado Leonard du Ravenant envenenó a su padre para heredar su fortuna. Pero su crimen fue descubierto y se le sentenció a galeras. Sin embargo, el Duque de Borgoña, del que se rumoreaba que Leonard era hijo natural, intercedió a su favor. Tras unos pocos años de cárcel, se le impuso la peregrinación a Compostela para redimir su pecado lo que de paso le permitiría acceder a los bienes del difunto. Sin ninguna devoción hacia 1493, inició el camino hacia Compostela. Cruzados ya los Pirineos, conoció a una joven posadera de la que se encaprichó, lo que le valió una pelea con su novio, al que mató para después raptar a la joven, forzándola, asesinándola y escapando de la justicia disfrazado de monje y luego de peregrino. Cuando al anochecer llegó a Compostela, las posadas estaban todas repletas de peregrinos y no encontró techo bajo el que dormir, por lo que lo hizo a los pies de la catedral. Pronto quedó profundamente dormido y en sueños se le apareció su padre quien le dijo:
“Con esta visita a Compostela purgas la pena de mi muerte puesto que yo te perdono, pero no la de los dos jóvenes navarros que asesinaste en el camino. Hasta que sus almas no peregrinen a Compostela, no podrás abrazar al santo”.
Montó en cólera Leonard y desenvainó su espada contra el espíritu de su víctima, pero su padre fue más rápido y acabó con la vida de Leonard, que desde entonces , como alma en pena monta guardia junto a la Puerta Real, esperando en vano el paso de sus víctimas para poder redimirse. Como habéis podido leer, Santiago es una ciudad nacida en torno a un enigma, la tumba del desconocido (porque muy posiblemente quien reposa en esa tumba es el asceta Prisciliano). Ese enigma fue convertido en un símbolo por la fé y por la guerra. Pero el misterio siguió y fue cubriendo cada una de sus piedras, de historias y leyendas. Precisamente, una de esa piedras, da lugar a lo que hoy os hemos narrado. Todas las noches estará en el mismo lugar, esperando… La Sombra del Peregrino.
Queremos agradecer también toda la atención que nos prestó Sonia, una fantástica guía de Free Tour Compostela, que os descubrirá todos los secretos de la mítica ciudad de Santiago, no dejéis de conocerla y de disfrutar de todas y de cada una de las rutas que realiza.