A tan solo doce kilómetros de Mora de Rubielos, nos topamos con otra hermosa localidad de nombre casi idéntico en la que también pudimos encontrarnos con interesantes sorpresas. Rubielos de Mora, es una población llena de historia y hermosas tradiciones que os aconsejamos visitar si tenéis oportunidad de hacerlo. Os garantizamos que pasear por sus calles es realmente algo único. Sin embargo, existen allí dos lugares que hace un año (durante el curso nuestra primera visita a la zona) llamaron ya poderosamente nuestra atención. La Ermita de Santa Ana, una edificación que data del siglo XVII y cuya leyenda os detallaremos a continuación y el Asilo para Niñas y Ancianos fundado por Doña Josefa Villanueva en el año 1885 y que igualmente provocó en nosotros un cúmulo de sensaciones que también os pormenorizaremos y que estamos convencidos de que os van a sorprender tanto como a nosotros.
Como se puede observar, ambos puntos están llenos de interés.
EL MISTERIO DE LA ERMITA DE SANTA ANA
La historia que nos atrajo hacía la ermita de Santa Ana, la conocimos hace algunos años a través de un libro titulado Guía de la España Misteriosa, del conocido investigador Pedro Amorós. En este interesante libro, que por cierto os recomendamos a todos. Además de hablar de todo tipo de misterios y leyendas de nuestra geografía, el autor nos relata algunas de sus experiencias personales más intensas. Una de ellas, la que vivió en el lugar al que nos referimos en esta historia, fue la que despertó nuestra curiosidad al respecto de este enclave.
Lo que nos cuenta el investigador en su libro consistía básicamente en lo siguiente. Al parecer, durante el curso de uno de sus trabajos en aquél lugar y mientras recorría el perímetro de la ermita, Pedro Amorós sintió súbitamente, como «algo» o «alguien» ¡le tiraba del cabello! sin embargo y como podéis imaginar, al girarse, allí no había absolutamente nadie. Aquello, supuso para el autor de «Guía de la España Misteriosa», toda una experiencia. Y eso motivó que nosotros quisiéramos también conocer aquel enclave. La Ermita en cuestión es casi con total probabilidad una de las más antiguas de la zona puesto que el edificio original (posteriormente fue remodelada) se levantó ni más ni menos, que en la primera mitad del siglo XVII, (entre 1659 y 1662 según la mayoría de las fuentes que hemos podido consultar) aunque en origen parece ser que poseía una bóveda de medio cañón realmente impresionante, en 1888 decidieron modificarla y sustituirla por la que ahora podemos ver de madera con cuatro amplios vertientes y que la hace ser realmente parecida a la cercana ermita de San Roque, de hecho, la primera vez (hace un año) que estuvimos allí, confundimos esta segunda ermita con la de Santa Ana debido precisamente a esa similitud entre ambas.
Como se puede apreciar aquí -San Roque- el parecido es asombroso.
En cualquier caso hemos de decir también, que la primera vez que visitamos este lugar no tuvimos ninguna experiencia reseñable, es más, casi dimos por sentado que la historia que se contaba sobre esta ermita no pasaba de ser una mera leyenda, sin embargo, en nuestro segundo viaje si que pudimos ver y hasta sentir algo… Acudimos a este lugar ya bien entrada la noche, pues regresábamos de otro de los sitios que os mostraremos y queríamos aprovechar esas horas al máximo. Ciertamente nuestra llegada, no pudo ser más intensa…
Para llegar hasta la ermita de Santa Ana es necesario pasar justo por delante de la antigua y ya abandonada residencia de niñas y ancianos que hemos mencionado en estas mismas líneas, el aspecto de este edificio de noche es realmente siniestro. El caso es que nada más salir del coche, dos de nuestros compañeros comienzan inmediatamente a mostrar importantes síntomas de malestar, escalofríos, nauseas, mareos… ante la imposibilidad de uno de ellos para bajar del automóvil debido a su profundo estado de shock, decidimos entonces separarnos. Tres de nosotros se acercarían hasta la ermita y uno más, se quedaría con la persona afectada para tratar de calmarla. Pero lo cierto es que las personas que decidieron acercarse hasta la ermita, tampoco tuvieron mejor fortuna…
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Como decimos, las personas que salieron camino de la ermita sufrieron también unas intensas sensaciones, quizá fruto de la sugestión o quizá porque realmente allí había algo haciéndonos compañía, nunca lo sabremos. Lo que si es importante destacar es que tres personas, incluida la que se quedó en el coche, aseguraron ver o notar esa noche, una suerte de «presencia» o «sombra» justo en una de las ventanas del asilo abandonado.
(Aunque en este caso, el análisis que nuestro buen amigo Enmanuel Álvarez (Director de la estupenda REVISTA MILENARIOS y experto en imagen) ha efectuado de esta imagen arroja un resultado técnicamente normal. Lo cierto es que la instantánea nos resultó al principio ciertamente inquietante, desde luego de ser una pareidolia es de lo más siniestra y a tenor de lo que sentimos allí ciertamente nos hace dudar…)
La misma imagen ampliada.
Además, mientras nos acercábamos a la ermita, nuestros dispositivos de medición no dejaban de fluctuar de manera incontrolada y lo que es más impresionante aún, en apenas cinco minutos de grabación, las parafonías que hemos registrado allí son ciertamente inquietantes, haciendo éstas, referencia en varias ocasiones al hecho de que nos «marcháramos de aquel lugar» y os podemos asegurar que ciertamente, fuera lo que fuera lo que provocara aquellas impresiones, no nos invitaba precisamente a quedarnos mucho tiempo:
Por si fuera poco, tal y como habéis podido ver en el video, nos topamos también con un extraño «dibujo circular» al que no obstante, no hemos podido atribuir ningún tipo de simbolismo o ritual concreto. En contacto con nuestros amigos de www.wiccanos.com que muy amablemente nos ayudaron a analizarlo y a los que desde aquí agradecemos toda su ayuda, hemos dado por descartada esa posibilidad, al menos en lo que a rituales de magia blanca o wicca se refiere.
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A pesar de todo, uno no puede dejar de recordar, viendo este extraño circulo, en las antiguas leyendas que circulan en toda castilla sobre «La Estantigua«, una suerte de Santa Compaña, que acostumbra a aparecer en los cruces de caminos para pedir el alma de los que pronto pasaran al mundo de los muertos y de la que solo podemos escapar introduciéndonos en un «circulo protector» o corriendo… como alma que lleva el diablo. En fin amigos, como podéis ver el sendero hacía la ermita tampoco fue un camino de rosas, aunque todavía nos esperaban más sorpresas aquella misma noche. Tras unos minutos de reflexión donde tratamos de tranquilizarnos y analizar todo lo que habíamos visto y sentido, decidimos abordar de nuevo la calle, esta vez, en dirección al antiguo asilo de ancianos…
Lo que hemos podido averiguar en este tiempo sobre el antiguo asilo para niñas y ancianos fundado por Doña Josefa Villanueva en 1885 es justamente eso. Que el edificio se fundó en aquella fecha, gracias al empeño y esfuerzo de esta gran benefactora de la zona, de la que todavía podemos ver incluso una calle con su nombre en Rubielos de Mora. Apenas algunas breves referencias en el BOE número 111 de 10/5/1995 donde se explica que la administración de aquella «finca» pasa a manos de la delegación territorial del gobierno de Aragón (VER AQUÍ) y otra un poco más cercana en el tiempo (30 de diciembre de 2009) donde conocemos, que Caritas y la Cruz Roja de Teruel recibieron de mano de esa misma delegación un cheque, por valor de 5700 euros, correspondiente a la liquidación de ese y de otra serie de edificios de aquella comunidad. Como decimos, poco más hemos conocido de esta impresionante edificación. Debemos destacar sin embargo, que al igual que nos sucedió en la Ermita de Santa Ana, nuestros aparatos enloquecieron literalmente en las cercanías de este edificio, las sensaciones que tuvimos fueron también realmente intensas y de nuevo, los registros parafónicos que pudimos obtener no dejan lugar a duda de que se trata en cualquier caso de un lugar muy especial. Aquellas voces, sea cual sea su origen, una vez más nos invitaban a «Irnos de allí» y os podemos garantizar que tomamos buena nota de aquellas palabras…
Aquella zona nos estaba deparando grandes sorpresas, resultados ciertamente positivos y alentadores y no serían los últimos, os podemos garantizar que todavía nos quedaban muchas cosas por descubrir…
